Nacida en Londres en 1983, Amy Winehouse fue la gran esperanza blanca del soul contemporáneo, la única vocalista capaz de competir en igualdad de grandeza con las gigantes del género, la única capaz de haber creado un corpus de soul, jazz y pop a la altura de los más grandes. Tras un espléndido debut (Frank, 2003), Amy sentó escuela con el imprescindible "Back to black", que arrancaba a lo grande con una de sus canciones memorables, la autobiográfica y desgarradora "Rehab", para continuar por territorios que no se habían pisado fuera del 'olimpo del soul' desde los grandes discos de Sam Cooke, de Aretha, de Bobby Womack. "Tears dry on their own" y "Me & Mr Jones" habrían encajado en cualquiera de los grandes discos de Motown, pero todo el álbum respira una increíble atmósfera de clasicismo que lo convierte en único en su especie, una auténtica colección de soul de cinco estrellas, que incluso le hace un hueco a los ritmos jamaicanos.