A los 12 años, Prince ya tocaba la guitarra y algunos instrumentos más, obsesionado por disfrutar de los laureles de la fama, sexo y drogas, una ecuación imbatible para un chico acomplejado en el instituto por su baja estatura y maltratado por su padre, estricto devoto de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Su hermanastro Alfred, que terminó sus días en una institución mental, le inició en la música de Little Richard y James Brown. Tras el divorcio de sus padres, Prince fue expulsado del hogar paterno al ser pillado in fraganti en su cama con una jovencita de la escuela y tuvo que buscar refugio en casa de su amigo André Anderson, luego conocido como André Cymone. Allí dio el impulso definitivo a su formación artística, devorando la música que programaban en la KUXL, única emisora negra de Minneapolis, casi la única válvula de escape para un adolescente frustrado y rabioso con su destino, como confesó el propio músico: "En Minneapolis hacía tanto frío que era imposible ser malo, tenías que recluirte en casa y dedicarte a tus aficiones".
Píntalo de negro. El soul y sus historias
Prince
14/11/2017
11:43