Inquieto, sensible, tremendamente sociable y siempre ávido por aprender, Adolfo Santos, Fito, llevó a Saddle (C/ Amador de los Ríos 6, Madrid) hasta la primera estrella Michelín en su primer año de existencia; y lo hizo desde la excelencia, algo que demandaba la capital de España, y la elegancia en los platos, en el servicio, en la puesta en escena, en la decoración… en cada uno de los más mínimos detalles.
Elegancia primordial en la cocina, donde surge la imaginación que refresca y revitaliza la cocina que tenemos alojada en nuestra memoria histórica.
La hostelería corre por las venas de este avulense nacido en El Barco de Ávila ya que casi toda su familia ha dedicado su vida a la restauración. Tremendamente familiar, seguro que en algún momento de su existencia regresa a su pueblo, para terminar dando brillo a los platos de Ávila… y de paso poder disfrutar de ese plato de su madre que siempre lleva en su corazón: los canelones de bonito con tomate.
El mortero es su utensilio imprescindible, y según confiesa, está totalmente convencido que en una vida anterior fue panadero.