Ascensión Robayna es viticultora de corazón; aunque aquella niña que correteaba por Montaña Blanca, una pequeña localidad de Lanzarote, siempre llevó el campo y los viñedos alojados en su alma, latiendo en su corazón. Economista de formación, hace algo más de una década regresó a su isla, y empezó a trabajar y recuperar aquellos viñedos que le acompañaron allá donde fuera.
Defensora a ultranza de la protección de esos ecosistemas agrarios singulares, sigue soñando, desde el privilegio que le otorga trabajar a diario los viñedos, con seguir recuperando esos viñedos viejos que se han ido abandonando en la isla y que son el mayor valor cultural, social y medioambiental de Lanzarote. Su perseverancia, sensibilidad y pasión son las armas de su resistencia. Su compromiso y su romántico idealismo su alimento existencial.