Si en el gramófono resuenan los ritmos de esos años dorados de Francia, o de Italia, años 50 y principios de los 60, su mente transita feliz tras esos melodiosos sonidos.
Y es habitual poder sucumbir, en su espacio gastronómico, Santo, a la potencia de la voz de la grandísima Mina, toda una pasión musical para nuestra invitada en Placeres Mundanos. Hablamos de Juliana Aguiar, cocinera brasileña, defensora a ultranza de los mercados y de los productos frescos que todos los días pueblan estos recintos y que promulga la confortable food, la comida confortable, apacible, placentera.
Juliana Aguiar reconvirtió sus pasiones vitales, ya que durante casi una década se dedicó al universo del celuloide, al mundo de los culebrones brasileños; el rechazo de toda la parafernalia artificial que rodea a la televisión le hizo escapar hacia nuestro país buscando aprender un nuevo idioma. Y descubrió una nueva religión: la gastronomía.
Andoni Luiz Aduriz, maestro del Restaurante Mugaritz, segundo mejor restaurante del mundo, y con él que nuestra protagonista hizo un stage como becaria, dejó, en Placeres Mundanos, frases sobre Juliana del siguiente corte: "tiene carácter, siempre lleva las pilas puestas y tiene actitud".