La naturaleza hace millones de años que se las apaña con unos pocos elementos de la tabla periódica: el calcio, el silicio o el potasio, entre otros, además del oxígeno y el hidrógeno, construyen casi toda la vida del planeta. En cambio, para construir el mundo de los humanos, las urbes, los productos sanitarios, las vías de los trenes, los aviones y sus motores, los ordenadores o un Smartphone, necesitamos muchísimos más elementos químicos. Hasta el punto que nuestra dependencia de elementos no biológicos y minerales raros y escasos se ha doblado en 100 años.
Una revisión bibliográfica realizada por investigadores del CREAF, la UAB i el CSIC alerta de que hoy en día el 70% de los elementos de la tabla periódica que utilizamos los humanos no se encuentran en la biomasa. Y añaden que los elementos no biológicos como minerales o tierras raras son escasos o prácticamente inexistentes en los seres vivos y raros en general, estando las reservas importantes en muchos casos localizadas en unos pocos países, con cerca del 40% de las reservas bajo el control de China. Su disponibilidad está, pues, sujeta a las fluctuaciones de la oferta y los precios por intereses geopolíticos contrapuestos, con el consiguiente riesgo de conflictos.
Y por si fuera poco nos dirigimos a una situación en la que el 80% de los elementos que utilicemos sean de fuentes no biológicas. Los investigadores recalcan que hay que poner fin a la obsolescencia programada y desarrollar nuevas tecnologías que favorezcan un uso más eficiente de estos materiales escasos, permitan su reciclaje y reutilización o, de ser posible, se sustituyan por otros menos problemáticos.