El agua es un bien escaso en gran parte de nuestra geografía pero especialmente en la Isla canaria de El Hierro donde sus habitantes se las han ingeniado durante siglos para conseguirla. Una de las formas más antiguas de obtención de agua de los herreños es el árbol Garoé que, como otros árboles que viven rodeados de niebla y humedad, atrapa las gotitas de agua y la población almacena este goteo de las hojas en un pozo.
En esta idea se inspira el proyecto europeo Life Nieblas, que en los últimos 4 años ha demostrado la eficiencia y autonomía de esta tecnología de colectores de niebla que imitan esta función de los árboles para llevar agua a las zonas más inhóspitas del planeta. Desde 2020, este método se ha utilizado para reforestar y regar el bosque de laurisilva del Barranco La Andana en Gran Canaria, una cantera del Garraf, en Cataluña, y un bosque quemado en Portugal.
Ahora se van a utilizar para restaurar la vegetación del macizo de Famara, en Lanzarote, prácticamente desértico, y Chile, Italia y Cabo Verde han empezado a utilizarlos para llevar agua a las zonas más aisladas y remotas.
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