Pocas veces vida y obra caminarían tan febril e incestuosamente indistinguibles como en el caso del vagabundo de los Balcanes, y grandísimo cuentista oriental, que fue Panait Istrati (Braila, 1884 - Bucarest, 1935). Su lugar de nacimiento era el mismo del gran escritor Mihail Sebastian: el pequeño puerto fluvial de Braila, en Rumanía, puerta y frontera del Danubio que se abría a Oriente. Panait Istrati era hijo de un contrabandista griego y de una lavandera rumana. Al igual que otros insignes compatriotas suyos, como Cioran o Ionesco, también el errante Istrati acabaría adoptando el francés como lengua literaria. Autodidacta, vagabundo y aventurero por vocación, que trabajaría en un sinfín de oficios para lograr sobrevivir en sus andanzas por todo el mundo, Istrati se lanzó muy pronto a conocer otras tierras, recorriendo todo el Imperio otomano de entonces, desde Estambul a Oriente Medio. Su aprendizaje (como se trasluce en sus libros de locas aventuras semiautobiográficas) lo haría junto a un variado tropel de libres e «impagables compañeros», como él decía, encontrados por el camino, es decir, «filósofos» y sabios de una existencia tan consciente del placer y de los «instintos salvajes» como del «cuidado del espíritu» y de la construcción sobre la marcha de una rara e insobornable ética hecha a su medida. Espíritus indómitos, acostumbrados como él decía «a respirar las grandes corrientes de la vida, que agitan las miasmas de la naturaleza».
Por las fronteras de Europa
Panait Istrati: El vagabundo de los Balcanes
20/02/2024
08:22