“Pertenezco a una de las familias más antiguas de Orsenna; el señorío de Orsenna vive como a la sombra de una gloria que le ganaron, siglos atrás, el triunfo de su amas contra los infieles y los fabulosos beneficios de su comercio con Oriente”, comienza diciendo el escritor francés Julien Gracq (nacido en 1910 en Saint-Florent-le-Vieil, en la región del Loira y fallecido en 2007 en Angers, en la misma región) en su obra más célebre, Le Rivage des Syrtes, El mar de las Sirtes, que ganaría el Premio Goncourt de 1951, premio que rechazaría. Profesor de historia y geografía, toda su obra, de un gran esplendor poético y de una sublime capacidad para suscitar un caudal de evocaciones deslumbrantes y fúnebres dentro de un mundo onírico y visionario, mezclaba, lo insólito con el simbolismo fantástico, y estaría inspirada por el romanticismo alemán y por el surrealismo. Fiel toda su vida a un pequeño editor, José Corti, su mejor amigo e interlocutor, que le publicó su primera obra, En el castillo de Argol, del año 1938, cuando solo tenía veintisiete años, Gracq publicó en 1949 un violento y sonoro panfleto contra la creciente industrialización de la literatura y contra todas las imposiciones y reglas de juego tácitas del mundo de las letras, en la época del pre-circo televisivo. El panfleto en cuestión, ya legendario, se titulaba La líttérature à l’estomac, La literatura en el estómago, guinda que completaría en 1951, cuando tuvo lugar su célebre rechazo al Premio Goncourt, por su novela fantástica Le Rivage des Syrtes (La ribera de las Sirtes). De 1958 en adelante sólo publicaría ensayo, reflexiones en forma de cuadernos y diarios, memorias, o descripciones de ciudades, como su bello libro dedicado a Nantes La forma de una ciudad, de 1985.
Por las fronteras de Europa
Julien Gracq o la pasión del geógrafo
09/01/2024
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