Los aficionados a la muy variada obra, de inmensos tentáculos y multiplicidades, de Graham Greene sabían que no moriría tan fácilmente. Que se le seguiría leyendo y reimprimiendo. O al menos, recordando periódicamente a través de ese gran clásico del cine que es El tercer hombre, dirigido por Carol Reed, con Joseph Cotten, Orson Welles y Alida Valli de protagonistas, ambientado en la Viena de posguerra de 1948. Una película para la que el mismo Greene hizo el guion, basado en su novela de 1950. Nacido en Hertfordshire, Gran Bretaña, en 1904 y fallecido en Vevey, Suiza, en 1991, autor de 25 novelas (algunas tan conocidas como El agente confidencial, El americano tranquilo, Nuestro hombre en La Habana, El cónsul honorario o El factor humano) reportero, ensayista, dramaturgo, crítico de cine y de literatura, Greene fue agente del Foreign Office durante la guerra y vivió durante un tiempo en Sierra Leona. La vida y la obra de Graham Greene constituirían una larga serie de cambios, de irrupciones violentas, vertiginosas. Porque, de los viajes al reportaje, de las zonas mortales de la política a las zonas turbulentas del alma, del mundo de las llamadas novelas policíacas o de espionaje a obras oscuras y turbias, de las novelas “de entretenimiento” como él las calificaba a las más ambiciosas literariamente hablando, el fondo del problema que siempre planeaba, era el factor humano que inspiraba toda su obra: ese hombre, él mismo, que siempre rozaba el "borde vertiginoso de las cosas".
Por las fronteras de Europa
Graham Greene: poder y gloria de un fantástico novelista
16/04/2024
10:41