Nacida en Nitzkydorf, un pueblo aislado perteneciente a la minoría germanófona de Rumanía, en la región del Banato, la escritora y Premio Nobel de Literatura 2009, Herta Müller, vivió sus primeros años -hasta el comienzo de sus estudios en la Universidad en Timisoara- inmersa en un ambiente claustrofóbico dominado por el miedo y por la idea de pertenecer a un gueto vergonzoso a causa de su colaboracionismo durante la guerra.
Escritora de una personalidad fuera de lo común, de una rara e impactante fuerza poética que impregna la angustiosa y seca densidad de su prosa de forma insistente y obstinada, sus historias e imágenes, de gran potencia, tienen el don de permanecer largo tiempo en la mente del lector. Practicante de una prosa no lineal ni realista al modo convencional, sus narraciones avanzan por fragmentos, a base de pequeños relatos que se integran en panoramas, o pesadillas más generales.
Novelas, como, por ejemplo, En tierras bajas, El hombre es un gran faisán en el mundo, La bestia del corazón, La piel del zorro, Hoy hubiera preferido no encontrarme a mí misma, o como la magnífica Todo lo que tengo lo llevo conmigo, todas ellas publicadas por Siruela, absorben, de manera maniática, martilleante y minuciosa, un rastro casi infinito de detritus, restos, objetos aparentemente sin importancia, pequeños detalles, que aportan en ocasiones más veracidad y autenticidad al drama narrado que cientos de novelas realistas.