Decía el gran Italo Calvino (Santiago de las Vegas, Cuba, 1923 - Siena, 1985) en el capítulo titulado «Las ciudades y el cielo» de su maravilloso libro Las ciudades invisibles (de 1972): «¡Entonces es de veras un viaje en la memoria el tuyo! (...) ¡Para soportar una carga de nostalgia has ido tan lejos! (...) Confiesa que contrabandeas: ¡estados de ánimo, estados de gracia, elegías!». Unos «estados de gracia» que él, Calvino, confesaría acumular cada vez más a través, sobre todo, de esa «levedad», escogida como predilecta, entre cinco otros «valores, cualidades o especificidades en literatura» (es decir, levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad) que le eran particularmente queridas para enfrentarse al nuevo milenio. El libro que las recogía (Seis propuestas para el próximo milenio) sería publicado póstumamente, en 1988, sin darle tiempo a incluir la sexta conferencia pensada para la Universidad de Harvard, que habría sido previsiblemente la de «Consistency», y que se habría referido, entre otros, a Bartleby, el escribiente de Melville. «Tras cuarenta años de escribir ficción – diría Calvino, autor de la magnífica trilogía Nuestros antepasados o de la bella fábula Palomar, en su defensa de la «levedad» en literatura – tras haber explorado distintos caminos y hecho experimentos diversos (…) mi operación ha consistido las más de las veces en sustraer peso; he tratado de quitar peso a las figuras humanas, a los cuerpos celestes, a las ciudades; he tratado sobre todo de quitar peso a la estructura del relato y al lenguaje.»
Por las fronteras de Europa
Italo Calvino: Frágiles como granos de arena
18/07/2023
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