Fue uno de los grandes escritores del siglo XX. El 20 de noviembre de 1989, poco días después de la caída del Muro de Berlín, fallecía en Palermo Leonardo Sciascia, nacido en Racalmuto, en la provincia siciliana de Agrigento, en 1921. Autor de obras tan conocidas como Las parroquias de Regalpetra, El archivo de Egipto, Todo modo, El contexto o El caso Moro, y admirador declarado de Stendhal y Montaigne, de Pirandello, de Cervantes y de Borges, Sciascia fue un devoto irreductible del Siglo de las Luces, del Enciclopedismo esclarecedor, de la Razón ambiciosa que no cede y que busca incansablemente lo que Maquiavelo llamaba «la verdad efectiva de las cosas». Así lo definía él: «Para mí no existe mejor filosofía que el escepticismo: la ausencia de certezas es el ejercicio existencial que considero más justo». De un pesimismo activo, escrupuloso, no paralizante, su método fue la interrogación permanente, el análisis meticuloso y tentacular de la realidad, el acorralamiento implacable de una verdad que nos llega impuesta desde un Poder -como él decía- “sin nombre”: “Hay un poder visible, nombrable, enumerable; y hay otro, no enumerable, sin nombre, sin nombres, que nada por debajo de la superficie», representado en una temible e invisible «hidra de mil cabezas»
Por las fronteras de Europa
Leonardo Sciascia: La hidra de mil cabezas
28/02/2023
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