«Me da mucho miedo desencadenar una campaña de prensa moralista», se dice en alguna parte de Plataforma (del año 2001) la novela del poeta, novelista, ensayista y cineasta francés Michel Houellebecq (nacido en Saint Pierre, isla de la Reunión, 1958). Pero lo consiguió y no sería la primera vez, por cierto. La historia ya venía de antiguo, desde la primera parte (es decir, la novela Ampliación del campo de batalla, de 1994) de su cínica y descarnada trilogía dedicada a la decadencia y miseria afectiva del hombre contemporáneo y, en concreto, del hombre occidental, tal y como lo hemos conocido hasta ahora. Luego llegaría un segundo, aunque autónomo, seísmo de la serie (la novela Las partículas elementales, de 1998), una fantasía utópica y genetista, que cerraba el siglo y a la que se le negó hasta el último momento el significativo último Goncourt del milenio. Aunque, de todos modos, el mítico galardón por fin llegaría, tras varios intentos y no sin polémica, en 2010, por su novela El mapa y el territorio. Provocador y detestado por muchos, aunque adorado por otros con pasión, a lo largo y ancho del mundo, desde Estados Unidos al Japón, pasando por Europa, Michel Houellebecq, es el escritor francés actual con más proyección en el exterior, que posee un público de incondicionales desde la primera de sus inequívocas e inimitables obras. Otras de sus más conocidas novelas son Sumisión, Serotonina y, una última, Aniquilación.
Por las fronteras de Europa
Michel Houellebecq: ampliando el campo de batalla
23/07/2024
12:50