Por las fronteras de Europa   Nikos Kazantzakis: la mirada primigenia 31/12/2024 10:52

“En muchas ocasiones sentí el deseo de escribir sobre la vida y andanzas de Alexis Zorba, un viejo operario al que quise mucho”, dice nada más empezar su historia el narrador de la maravillosa novela Zorba el griego. Novela, y más tarde película protagonizada de forma inolvidable por Anthony Quinn, que catapultó a la fama mundial a su autor, el cretense Nikos Kazantzakis, nacido en Heraclión en 1883 y fallecido en Friburgo de Brisgovia, Alemania, en 1957. “Si Nietzsche me enriqueció con otras angustias y me enseñó a transmutar la desdicha, la amargura y la incertidumbre en orgullo -continúa diciendo el narrador de Zorba el griego- Zorba me enseñó a amar la vida y a no temer a la muerte (…) Si hoy tuviera que elegir un guía espiritual, un gurú como lo llaman los indios, o un anciano como lo llaman los monjes del Monte Athos, seguro que elegiría a Zorba. Él tenía lo que un escritorzuelo necesita para salvarse: la mirada primigenia que, de un flechazo, atrapa su presa al vuelo; el instinto creativo, cada mañana renovado, de mirarlo siempre todo como si fuese la primera vez, devolviendo la virginidad a los elementos eternos -viento, mar, fuego, mujer, pan- de nuestra vida cotidiana”. Autor de una considerable obra que abarcó todos los géneros -novelas, ensayos filosóficos, obras de teatro y poesía-, Nikos Kazantzakis ha sido sin duda una de las figuras más destacadas de toda la literatura del siglo XX. En su tumba en Heraklion está inscrito este epitafio: "No espero nada, no temo nada, soy libre". Su primer libro fue la narración Lirio y serpiente de 1906. Luego vendrían El jardín de las rocas, de 1936; Cristo de nuevo crucificado, de 1948; La última tentación de Cristo, de 1951; El pobre de Asís, de 1953, y Carta al Greco, de 1957, entre otras.

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