Por las fronteras de Europa   Philippe Claudel: ejércitos en la retaguardia 12/09/2023 11:32

De tanto en tanto, la literatura francesa de nuestro tiempo vuelve la vista sobre la primera gran masacre y trauma nacional que tendría lugar en el siglo XX: la Gran Guerra como sería llamada por los antiguos, o la Primera Guerra Mundial, si se prefiere, que sentaría las bases y que prepararía el gigantesco escenario del crimen perfectamente organizado y devastador que llegaría años después. Un tétrico segundo turno que implantaría ya para siempre unos inquietantes puntos suspensivos. La novela Almas grises del francés Philippe Claudel (nacido en Nancy, en 1962) causó en su día un merecido y muy explicable impacto cuando se publicó, obteniendo por ella el prestigioso premio Renaudot. Se trata de una obra que encierra un sombrío enigma descubierto conforme se avanza en la acción. Una obra en la que, desde el principio, el centro y protagonista absoluto de todo es un color: el gris. El gris de la indeterminación, de las ambigüedades morales, de la impostura, de la suciedad, de esas fronteras invisibles entre vida real y muerte callada, entre culpables y víctimas, entre los que van al frente y los que se quedan practicando crueldades y torturas mucho más refinadas y perversas que al mando de una compañía. Un tono o mortaja sombría elegida por su autor de forma insistente, asfixiante, letal, desde la primera línea e incluso desde el mismo título: Almas grises. ¿Guiño del autor al ruso Gógol y su ejército de sombras fantasmales presente en Almas muertas? ¿O guiño quizá, por parte de Claudel, a su admirado Simenon y sus batallones novelescos de pequeños e insignificantes “hombres grises” sin importancia?

Por las fronteras de Europa
Más opciones