Madrid, España 2019 - Puebla, México 1658
Misiva a un obispo, virrey y futuro beato
A la atención de Don Juan de Palafox y Mendoza:
¿Cuánto tardaría usted, en 1639, cuando se embarcó hacia Nueva España? Viajó hasta llegar a México. En el entonces Nuevo Mundo se convirtió usted en obispo de Puebla de los Ángeles, llegando a desempeñar los cargos de virrey de Nueva España (durante 1642) y arzobispo de México. Vamos, que se convirtió usted en toda una autoridad en el lugar. Pese a serlo, la polémica y los problemas le acompañaron desde el principio. Básicamente porque dentro de la labor evangelizadora que le correspondía por cargo, quiso usted proteger a los pueblos indígenas por encima de todo, lo cual le procuró constantes desavenencias con las órdenes religiosas, en especial jesuitas, que se convirtieron en claros detractores de su visión evangelizadora. Lo luchó mucho, pero acabará perdiendo la batalla y le embarcarán de vuelta a España en 1649, un año después del año en que situamos esta correspondencia. Dicen las crónicas que es usted “muy amigo de la música”. Y esto no se queda sólo en el papel. Sino que es patente por la labor y el legado que dejó en la Catedral de Puebla durante los años del siglo XVII en que ha sido el principal responsable. En ese tiempo ha apostado por la música trayendo desde España y Portugal como maestros de capilla a grandes compositores de su tiempo como Gaspar Fernandes, Juan Gutiérrez de Padilla y Juan García de Zéspedes...
