La memoria y la acción o pronunciación son las dos operaciones retóricas que afectan a la puesta en escena del discurso oratorio. La memoria nos proporciona estrategias para recordarlo con eficacia sin titubeos ni lapsus. Cicerón y Quintiliano nos han transmitido muchos datos sobre este arte, pero es una obra anónima del siglo I a. C., la Rhetorica ad Herennium, la que nos ofrece pautas para entrenar nuestra memoria natural a través de los lugares o loci y las imágenes. Se asocia lo que queremos recordar a imágenes situadas en determinados lugares y siguiendo un orden en el recorrido. Son los primeros trucos memotécnicos de la historia.
Rosa Mª Aradra Sánchez, profesora de Literatura Española y Teoría de la Literatura en la UNED.