Francisco Botana, cabo 1º, responsable de la oficina de comunicación de la Guardia Civil en Barcelona, en el año 1991 fue destinado forzoso a Barcelona y con 22 años, acababa de entrar en Tráfico. Pocos meses después, estando de servicio, ocurre el atentado. "Estábamos en la carretera y nos avisaron de una explosión, pensamos en un camión cisterna. De camino, escuchamos que había sido un atentado y que el cuartel estaba prácticamente derruido", recuerda en 24 horas de RNE, donde ha explicado el "temor por lo que se iba a encontrar" cuando se dirigía al cuartel. "Mis temores se confirmaron cuando llegué y vi el panorama tan desolador", ha lamentado y ha añadido que se le ha quedado "grabado a fuego".
"Vivir en un cuartel siempre provocó temor. Mirabas siempre debajo del coche cada vez que arrancabas, comprobabas si te seguían… Te acostumbras a esa forma de vida y lo naturalizas", ha comentado Botana. También ha destacado la "angustia" con la que se percibía el estar en el punto de mira de la banda terrorista. “Las nuevas promociones no han experimentado esa amenaza, pero aquellos que 'peinamos canas' la hemos percibido con angustia, a veces, más por la familia que por uno mismo".