El futuro de las revoluciones árabes es una compleja incógnita. Desde Marruecos a Omán las revueltas no producen los mismos efectos ni a la misma velocidad. Para Pere Vilanova, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona, las distintas tradiciones institucionales y jurídicas (francesa en el norte de África y otomana en Próximo Oriente) tienen una gran influencia. Egipto es el país más importante del mundo árabe por población y peso histórico. La inestabilidad no ha llegado aún dos años después de la marcha de Hosni Mubarak. En Libia, las rivalidades entre partidos, regiones y tribus impiden que la transición se cierre. En Siria, la revuelta ha degenerado en una sangrienta guerra civil que amenaza con extenderse a otras zonas de la región.