La ciudad de El Aaiún, donde a principios de semana fue desmantelado violentamente un campamento saharaui, continúa bajo un fuerte control policial, con agentes antidisturbios desplegados junto a soldados y policía local marroquí.
Pasear por sus calles puede ser una experiencia apacible o realmente estresante, en función de por que barrios circules. En el centro de la ciudad, se respira normalidad, con los comercios abiertos, algunas personas en las aceras y el trasiego de taxis.
Sin embargo, acercars a los barrios del Este, en donde se vivieron los disturbios, permite oler el rastro de la violencia. En cuanto te acercas a la zona, varios hombres se acercan y te exigen de forma violenta que expliques cuál es tu profesión y por qué estás allí.