El impulso que la Unión Europea está imprimiendo a su política de Defensa, con dos mil millones de euros para la compra conjunta de munición para Ucrania y la Presencia Avanzada reforzada de la OTAN en su flanco de disuasión oriental frente a Rusia, tras la invasión de Ucrania, han recordado a los europeos que su seguridad depende de la fortaleza de sus Ejércitos. Y sobre estas herramientas resolutivas de los Estados democráticos, en concreto, España, pero no sólo, reflexiona el General de División, retirado, del Ejército de Tierra, Juan Carlos Domingo Guerra, en su último libro, titulado, así, SOLDADOS. Un ensayo de casi 400 páginas sobre la condición militar en España, y que publica la editorial Almuzara, de Córdoba.
Desde la mesura, Domingo Guerra propone repensar las Fuerzas Armadas en el primer tercio del siglo XXI, caracterizado por la guerra de Rusia contra Ucrania. "Ya no hay lugar para la ambigüedad", afirma cuando le preguntamos a este general de división retirado si vivimos en un tiempo de claridad estratégica. Añade que el conflicto en Ucranias "ha despertado a los ciudadanos europeos de un ensueño. Nos ha convencido que la guerra es posible, algo que no debemos olvidar". Pero también ha traído una enseñanza "que nos va a costar digerir: La certeza de que tenemos que convivir con el arma nuclear".
España es de los pocos países aliados que carece en sus Fuerzas Armadas de un departamento de Asuntos Internos para combatir la mala praxis e investigar las contravenciones del régimen disciplinario y del derecho penal por parte de cualquier militar, según ha advertido el general Domingo Guerra, en la antena de Radio Nacional. Hace hincapié en que "eso no quiere decir que en los ejércitos haya ahora una situación que justifique la necesidad de esta Unidad de Asuntos Internos, ya que el nivel delincuencia en las FAS es mucho menor que otras corporaciones, esto que quede absolutamente claro". Pero a renglón seguido añade que "es una cuestión de ética y estética".
En el libro "Soldados", el GD Juan Carlos Domingo Guerra tacha de insoportable la presión -dice- coercitiva de Marruecos sobre Ceuta y Melilla. Y, al respecto, subraya que Marruecos sabe leer muy bien nuestras vulnerabilidades. Además, añade que el nacionalismo marroquí trata de imponer su idea del Gran Marruecos. A su juicio, "es claro que Marruecos cuando tenga la oportunidad -si es que somos tan torpes como para dársela- es probable que intente lo que ya hizo en 1975, con la invasión del Sáhara (occidental)".