La guerra de Siria hizo que millones de personas huyeran para venir a Europa. La conocida como crisis de los refugiados vivió su momento más crítico en 2015. A partir de ahí, el número de llegadas ha descendido y también ha cambiado el perfil de personas que llegan, siendo ahora mayoritariamente subsaharianos. Si la ruta prioritaria en un principio fue la del Egeo, tras el acuerdo UE-Turquía cedió protagonismo a la del Mediterráneo Central mucho más larga y mortífera. La UE, a la largo de este tiempo, se ha mostrado incapaz de gestionar este fenómeno que sigue siendo uno de los grandes retos a afrontar. La llegada al gobierno italiano de partidos xenófobos llevó al cierre de puertos italianos. El primer caso fue el del Aquarius que RNE contó a bordo del buque. Llegó a Valencia en un gesto del Gobierno español que, sin embargo, no pasó de puntual. Desde entonces, para cada rescate en esas aguas se ha improvisado una respuesta sin haber un protocolo definido. Se está depositando en los guardacostas libios la responsabilidad e impidiendo la actividad de las entidades humanitarias en la zona. Llegó a haber 13 ONG’s operando en la zona donde también estaba la Operación Sophia de la UE. Hoy no quedan barcos de rescate por los diferentes obstáculos y la misión europea ha sido suspendida. Miles de personas han muerto ahogadas en el Mediterráneo en estos años.