De forma recurrente nos estremecen noticias de chiquillos a los que martirizan sus compañeros de clase. Relatos de humillaciones, insultos, vejaciones, marginación... acoso, violencia en definitiva, perpetrada por un grupo de chicos contra uno de sus compañeros. La elección de la víctima, de quien han decidido sea la diana de sus burlas, no responde a un patrón. Puede ser alguien con alguna dificultad física, o cierta limitación intelectual, o excesivamente brillante o guapo.... Ser diferentes los convierte en vulnerables.
El acoso escolar es una lacra, una vergüenza que ninguna sociedad debería aceptar como algo normal, que siempre ha ocurrido, y sin importancia. El calvario que sufren las víctimas siempre deja huella... Un sufrimiento tan insoportable que lleva, en demasiadas ocasiones, al suicidio de la víctima. Ocurrió con Jokin Ceberio, hace casi 2 décadas, en Hondarribia. Volvió a suceder con Laura, con Diego, con Arantxa, con Kira. .. El padre de esta última, José Manuel López, se ha propuesto impedir que los acosadores queden impunes y lograr que los que miran a otro lado, tanto compañeros como centros escolares, asuman sus responsabilidades. Porque no son cosas de niños
Un reportaje de Luisa Pérez y Javier Monterde.