¿se imaginan no poder utilizar el agua del grifo para beber, ni para cocinar o lavar frutas o verduras? Si esta pregunta les traslada a alguna aldea aficana, sepan que la situación, impropia del siglo XXI en estas latitudes, la están viviendo conciudadanos nuestros. Más de 70.000 personas de las comarcas de Los Pedroches y el Guadiato, en la sierra norte de Córdoba, tienen prohibido consumir el agua corriente porque no es potable y se abastecen con cisternas.
La causa es la sequía que ha dejado bajo mínimos el pantano del que se suministraban y el error de trasvasar agua de otro embalse, contaminada por una concentración elevada de carbono orgánico provocada a su vez por los vertidos de explotaciones ganaderas y la escasez de agua. El resultado de este galimatías es que los vecinos están reviviendo escenas propias del NODO: hacer cola ante el camión cisterna para llenar sus envases, ahora de plástico en lugar de cántaros ante una fuente. Hay soluciones, como la regeneración de aguas residuales, o desalinización de agua del mar apuntan los expertos. También mejorar la eficiencia de los regadíos, responsables de más del 80% del consumo. El agua es el oro del siglo XXI, reconocen, y hay que adaptarse a la escasez DECRECIENDO, incluso. Entre tanto, los habitantes de Pozoblanco, resignados, lamentan la apatía y los errores que quienes deben garantizar el suministro de este elemento esencial para la vida.
Un reportaje de Luisa Pérez y Javier Monterde