¿Cuesta lo mismo comer un filete de ternera que uno de pollo o de pavo? Y no nos referimos al bolsillo del consumidor sino al del medio ambiente. Parece que no, y así se especifica en un novedoso medidor que acaba de estrenar la madrileña Universidad de Alcalá. Sirve para averiguar la contribución al cambio climático de numerosos productos de alimentación, prendas de ropa, o automóviles. Se trata del Observatorio de Huella de Carbono, y uno de sus principales ideadores, el catedrático de Geografía y también Ética Ambiental Emilio Chuvieco, nos introduce en todas sus posibilidades.
Y lo hace en un momento en el que la Comisión Europea acaba de manifestar a través de una estrategia sobre agricultura que el consumo excesivo de carne no es muy bueno, ni para la salud, ni para el aire que respiramos. Pero, ¿y para nuestra ética? Precisamente esa es una de las cuestiones en las que indaga el periodista y escritor Javier Morales en su libro El día que dejé de comer animales: el viaje personal hacia una decisión vital asentada en investigaciones y conversaciones con filósofos, literatos y comunicadores de esta y otras épocas.