En 1970, el profesor de robótica japonés Masahiro Mori dibujó una gráfica que representaba lo agradable que podía ser estéticamente un robot para un ser humano. Partía en el eje X de robots industriales, para pasar a robots con parecido humanoide pero aspecto de juguete, hasta llegar a robots muy similares a humanos, incluso suponiendo que existieran robots indistinguibles. En el eje Y se representaba si eran más o menos agradables. Observó que, mientras el robot se iba pareciendo a un humano, pero no mucho, esa gráfica crecía como una montaña, pero al aumentar mucho la similitud, empezaba a desagradar y la gráfica descendía, provocando un valle, que volvía a ascender cuando supuestamente ya no se podría distinguir al robot del humano. Esta caída en la gráfica es el llamado "valle inquietante", y es importante en el diseño de robots para la robótica social.
Félix de la Paz López, profesor de Inteligencia Artificial en la UNED.