IÑAKI DÍEZ (Corresponsal de RNE en Roma).- Benedicto XVI dio este miércoles su visto bueno al nuevo presidente del Banco Vaticano. Éste se hará cargo del Instituto para las Obras de la Religión en los próximos días. Al parecer se trata de un banquero belga.
Es curioso que un papa que se va cierre uno de los puestos que más quebraderos de cabeza han dado a los pontífices. Benedicto XVI es un hombre frágil de decisiones y palabras firmes. Y lo está dejando claro en la recta final del pontificado.
El sillón del presidente del Banco Vaticano estaba vacante desde el 26 de mayo. Es un puesto innecesario, sus funciones las cubren perfectamente, el Consejo de Administración, han dicho en estos meses en la Santa Sede. Y, sin embargo, en el momento del adiós, Joseph Ratzinger lo deja como herencia.
La decisión de nombrar nuevo presidente del banco alimenta las incógnitas que se viven en la Santa Sede. ¿Cómo será la convivencia de dos papas? ¿Cuál será el papel de Ratzinger? ¿Qué tratamiento debe recibir un papa dimisionario?
Pero él sigue con su agenda. Este jueves se encuentra con el clero de Roma. Les dirá unas palabras improvisadas, las últimas antes de marchar.
Por cierto que el alcalde de Roma, Gianni Alemano, ha pedido al primer ministro, Mario Monti cinco millones de euros para dotar de la infraestructura necesaria a los actos de las próximas semanas en Roma.