IÑAKI DÍEZ (Corresponsal de RNE en Roma).- Apenas falta una semana, si se cumple el calendario, para que se disuelva el Parlamento italiano. El primer ministro, Mario Monti, sigue guardando silencio pese a que Europa le ha bendecido en la cumbre de este jueves, frente al ex primer ministro Silvio Berlusconi. La prensa italiana es unánime: Il Cavaliere, humillado por Europa y sus socios del Partido Popular Europeo, que ensalzan al profesor.
La división continúa produciéndose dentro de su mismo partido. En el Pueblo de la Libertad hay muchos favorables a apoyar a Monti y que están dispuestos a abandonar la nave que, a este paso, corre el riesgo de convertirse en una patera.
Aunque nada es definitivo, en una semana, el fantasma de Berlusconi se ha vuelto una imagen frágil. La Conferencia Episcopal italiana muestra sus preferencias porque los electores se decantes por una opción moderada de centro. No mencionan a Monti pero el nombre va implícito. Los líderes centristas, Casini y Montezemolo, repiten reuniones preparando el partido para la llegada de Mario Monti.
El líder del Partido Democrático, Bersani, primera fuerza en intención de voto, observa todos los movimientos con confianza intranquila. Por eso, parece que ha ofrecido a Monti la próxima presidencia de la República. Apartaría, así, a un oponente si el profesor decide finalmente presentarse a las elecciones. Monti ha respondido a Bersani que no quiere ser jefe del estado. De esta manera, la posibilidad de su candidatura cobra más fuerza.