IÑAKI DÍEZ (Corresponsal de RNE en Roma).- La incredulidad ha invadido la ciudad italiana de Taranto, después de que se haya anunciado el cierre repentino de la siderurgia ILVA, la más grande de Italia.
En la tarde del lunes, la empresa envió a casa a los 5.000 empleados de la planta, después de que fueran detenidos varios de sus directivos por asociación para delinquir, delito de contaminación y concusión. El juez se ha incautado de la producción y del área de frío de la acería.
El fallo judicial que decretaba este cierre se dictó el pasado verano, después de una investigación del juez que estudió la relación entre el aumento de ciertos tumores en la zona y la contaminación de la siderurgia. Pese al dictamen judicial, la empresa ha seguido funcionando mientras directivos, trabajadores e instituciones trataban de solucionar el problema de los vertidos contaminantes a la atmósfera.
Además de los 5.000 trabajadores de la planta de la ciudad del sur de Italia -situada en el tacón de la bota y con una población de 200.000 habitantes-, ILVA genera un total de 25.000 empleos directos e indirectos en toda Italia.