La filosofía importa. Pocas cosas han sido más transformadoras a lo largo de la historia que la filosofía. En la época helenística, escribe el Catedrático de Filosofía de la Universidad de Málaga Antonio Diéguez, se ocupó de cómo tener una vida buena a pesar de que el mundo conocido hasta entonces empezaba a derrumbarse. En la Edad Media se ocupó de cómo conciliar la razón y la fe, en el Renacimiento de cómo fundamentar una visión del ser humano capaz de asumir la tradición pero en busca de una nueva forma de pensar su condición moral y social, en el comienzo de la Modernidad se interesó en cómo conseguir un saber tan riguroso como el que empezaba a alcanzar la nueva ciencia puesta en marcha por Galileo y otros filósofos naturales, en el siglo XVIII se ocupó sobre todo, añade Diéguez, de cuestiones políticas y morales, centrando su atención en la posibilidad de una renovación de la cultura y de la sociedad basada en la ciencia y en las técnicas. Como dijo Hegel, la filosofía ha sido siempre su tiempo atrapado en pensamientos, y nuestro tiempo va a estar marcado por el cambio climático, por el deterioro creciente de los recursos del planeta, pero también por la aplicación de la tecnología al mejoramiento humano, por el control de nuestra propia evolución biológica. Ante el desafío transhumanista sería negligente no pensar con anticipación sobre sus planteamientos y consecuencias. En nuestra relación con la tecnología es donde nos estamos jugando no solo nuestro futuro como especie, sino también el modo en que vamos a habitar el mundo. Hoy reflexionamos sobre qué queremos desear como especie, hacia dónde queremos avanzar y qué límites éticos debemos establecer y lo hacemos con Antonio Diéguez, autor del libro "Cuerpos Inadecuados. El desafío transhumanista a la filosofía"
Con Jaime García Cantero hablamos de obsolescencia programada y basura digital, y en nuestro túnel del tiempo recuperamos la voz de Mario Moreno Cantinflas.