Cuenta el Antiguo Testamento que en el siglo X a. C las naves de Salomón, Rey de Israel, volvían cargadas de oro, plata y marfil de un lugar llamado Tarsis. Aquella Tarsis de la Biblia era la Tartessos sobre la que también escribirían griegos y latinos. "Desviados por el viento de Levante, escribiría Heródoto, fueron llevados más allá de las columnas de Heracles” y por providencia divina llegaron a Tartessos. Este mercado estaba por entonces aún intacto, por eso los samios, al volver a su país, obtuvieron de su cargamento mayores ganancias que ninguno de los griegos de quienes tengamos noticia cierta". Éforo en el siglo IV AC, escribiría “un mercado muy próspero, la llamada Tartessos, ciudad libre, regada por un río que lleva gran cantidad de estaño, oro y cobre de Céltica”. El reino de Argantonio, diría el geógrafo Plinio el Viejo, rey de los tartesios, a quien el poeta Anacreonte dio 150 años. Tartessos es uno de los grandes retos de la arqueología moderna, lograr que las piedras del suroeste de la península ibérica hablen, que nos permitan contrastar el mito escrito con la realidad ¿Qué relación existe entre Tartessos y la Tarsis bíblica? ¿Se trata de una cultura indígena autóctona con influencias de Oriente o fue una colonia fenicia que se asentó en el sur de nuestro país? Y más aún, ¿Tendría algo que ver Tartessos con la mítica Atlántida de Platón? Las respuestas, como siempre, las buscamos en la ciencia, la arqueología nos ayuda a reconstruir nuestro pasado. Hoy encendemos el fuego de la cueva para iluminar la que pudo ser la primera civilización de occidente y lo hacemos con Sebastián Celestino Pérez, investigador científico del CSIC, Académico de la Real Academia de Historia y Codirector de los Yacimientos de Casas de Turuñuelo donde hace unos días se encontraban los restos de cinco relieves antropomórficos del siglo V a. C, dos rostros femeninos prácticamente completos que parecen mirarnos, sonreírnos y que nos interpelan sobre quiénes son, sobre quiénes eran los Tartessos.
Con el maestro tecnológico de la tribu, Jaime García Cantero celebramos el 70 aniversario del descubrimiento de la doble hélice de ADN y en nuestro túnel del tiempo nos reencontramos con el sapiens de las letras Guillermo Cabrera Infante.
