Este 24 de Mayo es un día especial ya que cumple 80 años un contador de historias mágicas. Es uno de los trovadores más reconocidos en la historia de la música popular. Un funambulista de la palabra y el pentagrama. En el otoño de 1960 llegaba al barrio bohemio de Greenwich Village, en Nueva York, un joven de 19 años procedente de las tierras de Minnesota llamado Robert Allen Zimmerman, admirador de las canciones protesta del maestro Woody Guthrie.
Aquel chaval aspiraba a convertirse en autor y cantante, y para ello había elegido el nombre artístico de Bob Dylan, inspirándose en el escritor británico Dylan Thomas. Sobrevivió al duro invierno que unió los años 1960 y 1961 (dijeron que “el más frío de los últimos 17 años en la ciudad de New York”) y comenzó a actuar en algunos pequeños locales del Village. También se ganaba la vida tocando ocasionalmente la armónica en sesiones de grabación de artistas como Harry Belafonte.
John Hammond Sr., el “gran jefe cazatalentos” de la CBS le contrató en 1961 y se convirtió en productor de su primer álbum, con su nombre como título, pese a las reticencias de casi todo el “staff” musical de la compañía. Dylan dio su primer concierto en el Carnegie Recital Hall en ese año. Acudieron 53 personas, la mayoría amigos del joven artista. A partir de entonces comenzó una historia que nos trae hasta el presente.
Hoy en TOMA UNO hemos celebrado el ser octogenario con diez versiones... más una. Son aquellas que nos son más personales.