El culto al emperador era empleado por el poder y sólo fue cuestionado por el cristianismo.
El título de emperador es el empleado por los historiadores para referirse a los gobernantes del Imperio Romano tras el fin de la República, pero no existía como tal. En realidad, este título nos sirve para expresar con una sola palabra un conjunto de cargos y poderes con algunas implicaciones religiosas que, por supuesto, cumplían una función política. El culto al emperador o su divinización eran empleados por el poder como arma de propaganda política y sólo fueron cuestionados por el cristianismo, que consideraba que la adoratio sólo pertenecía a Dios.
Participantes:
Pilar Fernández Uriel, profesora de Historia Antigua en la UNED, Santiago Montero Herrero y
Gonzalo Bravo Castañeda, catedráticos de Historia Antigua en la UCM.