Un príncipe prudente no puede ni debe mantener fidelidad en las promesas, cuando tal fidelidad redunda en perjuicio propio... Pero es necesario saber encubrir bien este natural, y tener gran habilidad para fingir y disimular: los hombres son tan simples, y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar... Un príncipe debe tener gran cuidado de que parezca, al verle y oírle, todo bondad, todo buena fe, todo integridad, todo humanidad, todo religión... Todos ven lo que pareces, pero pocos comprenden lo que eres... el vulgo se deja siempre coger por las apariencias, y en el mundo no hay sino vulgo... EL PRÍNCIPE, Nicolás Maquiavelo (1513).
Con fragmentos de ESPARTACO (1960) de Stanley Kubrick y JULIO CÉSAR (1953) de Joseph L. Mankiewicz; Y música de György Ligeti y Radiohead (HAIL TO THE THIEF, 2003)