Sinopsis
El último acuerdo de pesca del Mediterráneo ha sembrado la incertidumbre entre quienes viven del mar. Los pescadores de arrastre podrán seguir faenando los mismos 130 días si cambian las redes y las puertas voladoras de los barcos. España es el mayor productor de pescado de la Unión Europea con un volumen que supera las 900.000 toneladas anuales, y del sector pesquero viven en nuestro país 100.000 personas a lo largo de toda su cadena. Del mar al plato, Comando Actualidad analiza cómo influyen en la calidad, la cantidad y en el precio del pescado los acuerdos de pesca. ¿Es posible seguir viviendo del mar sin acabar con él y comer pescado a un precio razonable?
Es de noche en el puerto de Estepona, Tamara recoge cabos para salir a faenar en el Mediterráneo desde esta localidad de Málaga. Con las manos en el timón está Miguel Ángel, su marido, tienen cinco hijos en común. Ambos son patrones de barco. Él es hijo y nieto de pescadores. Como cada día desde hace treinta años, sale a faenar. Miguel Ángel dice que los paros biológicos están funcionando, asegura que hay jornadas que regresan a puerto con 200 kilos y que “nunca antes hubo tanto pescado. Tamara añade que viven en la incertidumbre permanente. En España hay 556 barcos de arrastre como el de Miguel Ángel y Tamara. La pesca del Mediterráneo genera 17.000 puestos de trabajo y 1.300 millones de euros al año, según el Ministerio de Agricultura. Para seguir faenando tienen que cambiar las redes para hacer más pequeño el hueco por el que se cuela el pescado.
Miles de kilos de navajas, meros, puntillas, camarón del Mediterráneo o gamba roja llegan a las cinco de la mañana a Mercamadrid, la gran lonja de España. José Antonio recorre los puestos buscando ojos vivos, tersura y brillo. Es pescadero desde los 14 y hace décadas que regenta una pescadería de barrio. Toni, mayorista, dice que los acuerdos de pesca están mermando las capturas y el negocio. Iván es especialista en el mercado de levante. El producto que él compra y vende llega de Altea, Villajoyosa o Alicante. Tiene miedo a las limitaciones y denuncia que las normas europeas no afectan a otras flotas que, como la marroquí, también pesca en el Mediterráneo. Manu San Félix es biólogo marino y ha dedicado toda su vida a investigar la naturaleza. Dice que la situación del Mediterráneo es crítica y que hay que ser realista.
David construye, cose y arregla redes. Tiene 50 años. Con la nueva normativa europea asegura que “tienen trabajo por un tubo”, porque los pescadores van a tener que cambiar todas las artes de arrastre. Cada malla que él transforme “supone entre 500 y 600 euros” de gasto para los pescadores y de ingreso para él. No sabe si darán abasto porque hay muy pocos rederos, no hay relevo en este oficio que él heredó de su padre. En Callosa del Segura, el pueblo alicantino del que sale el 90% de la materia prima de las redes de pescadores de España, el trabajo no cesa.
