Comer

Cèlia, una joven del barrio, es sentenciada a prestar servicio comunitario en la cocina de una residencia. En su primer día, se encuentra trabajando junto a Moha, un joven magrebí. Ambos muestran reticencia a colaborar entre sí: Cèlia está plagada de prejuicios, mientras que Moha siente que Cèlia ha usurpado el puesto de trabajo que debía ser para su amigo Ayoub, amigo de Moha, quien, sin papeles ni trabajo, se ve obligado a abandonar el centro en la que conviven juntos. Pero la vida de Celia tampoco es sencilla, tiene a su hermano ingresado en prisión y la relación con su madre es muy distante. A pesar de la mutua desconfianza evidente entre Cèlia y Moha, ambos se verán obligados a formar equipo, aprender a conocerse y lograr superar sus tensiones familiares y sociales.