El Condensador de Fluzo - Lo imposible - Leopoldo II de Bélgica
Disponible hasta 17-09-2115
25/03/2021 00:08:08El Condensador de Fluzo - Lo imposible - Leopoldo II de Bélgica
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Leopoldo II de Bélgica ha pasado a la historia por la crueldad ejercida sobre la población en El Congo. La especialista en Historia Contemporánea Carmen Guillén narra el genocidio congoleño en la sección “Lo imposible” de “El Condensador de Fluzo”:
Tras la Conferencia de Berlín de 1885, las potencias europeas iniciaron la carrera por colonizar África, llena de materias primas y posibles mercados. Gracias a sus influencias, Leopoldo II se aseguró una gran extensión el Estado Libre del Congo. El Congo ni siquiera pasó a ser propiedad de Bélgica: era una propiedad personal del monarca, algo que consiguió convenciendo a la comunidad internacional de sus supuestas intenciones filantrópicas, cristianas y antiesclavistas.
Con el Congo en su poder, Leopoldo comenzó a llevar a cabo su objetivo real: explotar el territorio. Para ello, formó un grupo paramilitar llamado Fuerza Pública, con aproximadamente 16.000 hombre cuyo único fin fue ejercer el terror. A través de la Fuerza Pública, con la población aterrorizada y sometida, Leopoldo convirtió el Congo en un enorme campo de trabajos forzados.
En 1888, cuando en Europa se inventaron los neumáticos de caucho, creció la demanda mundial de este material, y con ello, la explotación en el Congo. Para ejercer la explotación, la Fuerza Pública empleaba el látigo del 'chicotte' y, si no se cumplían las exigencias de caucho estipuladas, organizaba ejecuciones en masa. Mientras sucedía esta masacre, Europa seguía admirando la supuesta labor de Leopoldo II. En 1889, llegó a ser anfitrión de la Conferencia Antiesclavista.
A finales de siglo, empezaron a escucharse las primeras voces que denunciaban la situación del Congo. Uno de los primeros fue el cónsul británico Roger Casement, con un informe que abrió los ojos de la opinión pública internacional. Escritores como Mark Twain o Conan Doyle pidieron la intervención de EEUU ante la situación públicamente denunciada. Leopoldo II tuvo que renunciar al Congo.
Los cálculos más optimistas hablan de 5 millones de muertos en el genocidio del Congo, los más pesimistas, casi 15. Lejos de ser castigado, Leopoldo fue indemnizado con una gran cuantía económica por su pérdida de beneficios. En 1909, Leopoldo legó a Bélgica la propiedad del Estado Libre del Congo, rebautizado como Congo Belga. Las atrocidades no fueron reconocidas hasta el pasado año, cuando el rey Felipe de Bélgica comunicó que lamentaba los crímenes cometidos en el pasado. Si quieres conocer más sobre esta dura historia, no te pierdas la sección A La Carta.