La familia

Sam visita a la terapeuta, buscando no sabe muy bien qué, pero huye cuando ella toca hueso al preguntarle por su relación con su padre y con el alcohol. Entretanto, Mariana trata de gestionar la actitud beligerante de Lía, que va de mal en peor. Invitadas por Annika a una tarde de juego para Lía y Emma en su casa, Mariana trata infructuosamente de colarse en el dormitorio del adolescente muerto. Revuelta por todo lo sucedido, testigo de la entrañable relación entre Annika y Frida, Mariana decide que el fin de semana irán a ver a Marisa, su madre. Durante la accidentada visita, llena de recuerdos y reencuentros, una pregunta perturba a Mariana: ¿Puede una mala hija ser una buena madre? Mariana se plantea, para horror de Sam, sacar a Marisa de la residencia. Frustrado y desconcertado, Sam busca cariño en otra parte, abriéndole un chat a una joven seguidora de su Instagram.