El inspector de la policía que investigó la desaparición de Marta del Castillo ha dicho al tribunal que desde el primer momento sospecharon del asesino confeso, Miguel Carcaño, que sin embargo no fue detenido hasta veinte días después.
El inspector ha dicho al tribunal que juzga la muerte de Marta que nada más conocer la desaparición de la joven descartaron la fuga voluntaria, porque todos los amigos decían que era "una niña con hábitos normales, sin problemas de estudios y sin riesgo de fuga".
Carcaño fue el único que les dijo que Marta estaba harta de sus padres y que se pensaba ir de casa cuando cumpliese los 18 años, lo que despertó las sospechas de los investigadores.
Pese a ello el inspector ha dicho que todavía ahora, más de dos años después, "todas las líneas de investigación siguen abiertas, incluso la fuga voluntaria o un accidente".
En cuanto a Carcaño, el policía ha manifestado que varios conocidos lo definieron desde el principio como "de carácter violento y una persona que no controla sus impulsos".
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