La geopolítica de la cosmética

El imperio de la cosmética mueve alrededor de 800.000 millones de dólares al año y es una de las fuerzas de poder más influyentes del mundo. Desde Cleopatra ha estado al servicio de las clases poderosas para diferenciarse del populacho. La revolución industrial democratizó su uso, ampliando así su mercado, que volvió a crecer con la moda metrosexual. Se usó en reivindicaciones feministas y para subir la moral durante la guerra. Hollywood fue su mejor escaparate y ahora son las redes sociales su mejor altavoz. Grandes emprendedoras como Estée Lauder o Elizabeth Arden llevaron a la industria a lo más alto, aunque mayoritariamente la dirijan hombres. Y en el centro de todo, el cánon de belleza occidental, que esconde intereses económicos y políticos muy jugosos. Imposible de alcanzar, pero indispensable para tener éxito, aunque sea a costa de alisar tu cabello afro, y que se ha inculcado a muy temprana edad a través de la muñeca Barbie. En su primer capítulo, “Geopolis” desmaquilla al mundo de la cosmética.