El Banco de España estima que la economía española cayó el 1,3% del Producto Interior Bruto en 2012, dos décimas menos que la previsión oficial del Gobierno (-1,5%), después de que en el cuarto trimestre del año la recesión se intensificara y el PIB retrocediera el 0,6% con respecto al trimestre anterior, cuando se había registrado un descenso del 0,3%. El PIB baja por una contracción de la demanda nacional del 3,9%, superior a la del año precedente, y a la que contribuyeron todos sus componentes, con descensos fueron importantes en la industria, en los servicios de no mercado y, sobre todo, en la construcción. A la caída de la inversión se une el retroceso del consumo de los hogares por diversos factores como el efecto del adelanto de las compras previo a la subida del IVA, la supresión de la paga extra de los funcionarios o la debilidad del mercado de trabajo. Esta fuerte caída del gasto interno se vio compensada por la demanda exterior neta, que tuvo una aportación positiva de 2,6 puntos porcentuales apoyada tanto en el avance de las exportaciones como en el descenso de las importaciones.
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