Por parte de Estados Unidos, ha sido su presidente, Barack Obama, quien ha anunciado el nuevo paquete de sanciones y ha advertido que "los costes seguirán creciendo" si Rusia "no cambia su actual camino". No obstante, el mandatario estadounidense ha matizado que esto "no es una nueva Guerra Fría", sino un medio para que Moscú deje a Ucrania elegir su propio camino. Los países de la Unión Europea, por su parte, han acordado imponer las primeras sanciones de amplio calado económico a Rusia por no hacer lo suficiente para rebajar la tensión en la crisis ucraniana. Las medidas afectarán al acceso a los mercados de capitales, la defensa, el uso dual (civil y militar) de bienes y la tecnología sensible, especialmente la relacionada con el sector energético, incluido el petróleo, pero no tocarán el vital sector del gas, del que Europa es fuertemente dependiente.
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