Los equipos de rescate continúan retirando escombros y buscando en los edificios derruidos tras el terremoto que azotó el sureste de Turquía el domingo. El último balance oficial de muertos es de 366, con 1.300 heridos.
Mientras se siguen recuperando cuerpos, quienes se han quedado sin casa duermen en la calle, pese al intenso frío, o en campamentos improvisados por la Media Luna Roja en la provincia de Van, cerca de la frontera con Irán, la más afectada por el temblor.
Los vecinos están aterrados por las réplicas y la posibilidad de otro gran terremoto. "Tenemos miedo, hay temblores todo el tiempo. Los trozos de cemento caen de los edificios", dice Farzande Dilmac, de 70 años.
La Media Luna Roja turca ha distribuido 13.000 tiendas, y está preparando refugios para 40.000 personas, aunque aún no hay estimación del número de personas que se han quedado sin casa.
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