La normalidad es la nota predominante hoy en el Vaticano y si no fuera por la numerosa presencia de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión, nada haría pensar que ayer el papa Benedicto XVI anunció su renuncia al papado casi ocho años después de ser elegido.
La plaza de San Pedro del Vaticano está, como todos los días, llena de turistas y fieles, que hacen largas colas para entrar en la basílica, unas colas que llegan incluso a dar la vuelta a la Columnata de Bernini. Preguntados por los periodistas, muchos turistas y fieles coinciden en expresar su sorpresa por la renuncia de Ratziger.
En el pequeño estado vaticano hoy es un día normal y son cientos de personas las que acuden, como en otras ocasiones, a la farmacia vaticana o al supermercado.
Todas las miradas están puestas en la audiencia pública que celebrará mañana, miércoles, el papa en el Aula Pablo VI del Vaticano, el tradicional encuentro semanal con los fieles de todo el mundo, que será la primera ocasión en la que aparece en público tras el anuncio de la renuncia.
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