Vestía de azul y oro y aquél día cuando por fin pudo saldar su deuda delante del toro, era 1999. Plaza de Toros de Olivenza, Badajoz. Juan Antonio...
01/07/2016 00:10:56Vestía de azul y oro y aquél día cuando por fin pudo saldar su deuda delante del toro, era 1999. Plaza de Toros de Olivenza, Badajoz. Juan Antonio Ruiz, Espartaco llevaba el toreo en la sangre. Nada más poder blandir muleta y acero levantó ya una gran admiración y expectación entre los aficionados, hasta convertirse en uno de los grandes mataores de mediados y finales de los 80. Le llovían contratos y corridas, disfrutaba de un reinado glorioso, en la cumbre del éxito, cuando un partido de fútbol benéfico y una cogida en la feria de abril de Sevilla agravaron una vieja lesión de rodilla que le obligaron a abandonar los ruedos por mucho tiempo. Fueron años de rehabilitación, sufrimiento, esfuerzo y tenacidad hasta que esa plaza de Olivenza fue testigo del encuentro consigo mismo. Fue ante su público, su familia, sus amigos, a quienes demostró Espartaco que mantenía el mismo arrojo y desmedido valor. Así lo contaba Informe Semanal.
- Géneros
- Información y actualidad
- Idiomas
- Castellano