La Mancha, 600.000 hectáreas, el mayor viñedo del mundo, se encuentra estos días en plena recolección de la uva y lo hace en medio de la protesta de los viticultores por los bajos precios que reciben por la cosecha: entre 20 y 25 céntimos por el kilo de uva tinta y entre 15 y 18 por la blanca, unos precios que se sitúan en niveles de hace 20 años. Y como parte más débil de la cadena, los recolectores, trabajadores temporeros que cobran a seis euros la hora trabajada. En campañas anteriores, los recolectores eran en su práctica totalidad extranjeros, pero la crisis ha llevado a muchos vecinos de la Mancha a incorporarse a la vendimia, compartiendo así con los inmigrantes esta dura tarea. Las condiciones climáticas han propiciado una cosecha un 20% inferior a la pasada, si bien la calidad de la uva es excepcional.
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