La ilusión siempre toca

Falta menos de una semana para un sorteo muy especial, cargado de simbolismo. Una fecha -el 22 de diciembre- que, sin ser festiva, se celebra todos los años como si lo fuera. En cualquier rincón de España, raro es el hogar que no tenga, como mínimo, una participación de un número de la Lotería de Navidad. Como dice Jesús Huerta, presidente de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado, "la cantinela y el soniquete de los niños de San Idelfonso nos recuerda vivencias infantiles con nuestros padres o con nuestros abuelos y, por lo tanto, es algo que se va transmitiendo de generación en generación". Coincide con esta visión la psicóloga Anixua Hernández Viñas: "Es algo que hacemos juntos con ilusión, algo que se incluye dentro de la magia o en la tradición de la Navidad. Y todos participamos. ¿Cómo no voy a estar ahí?".

Visita algunos pueblos a los que el año pasado les sonrió la suerte, como A Fonsagrada (Lugo), una localidad de poco más de 3.000 habitantes donde se vendió buena parte del Gordo. Mar López, una de las afortunadas, recuerda que fue un día muy bonito: "Todo el mundo te felicita y todo es alegría. Y, además, el pueblo lo necesitaba y tocó bastante". Eduardo Sáenz de Cabezón, profesor de Matemáticas y divulgador científico, asegura, con un toque de humor, que las probabilidades de que nos toque empiezan por adquirir al menos un boleto: "Esas probabilidades son una entre 100.000. Es puro azar". Probabilidades que dependen única y exclusivamente de la suerte. Un elemento que queda fuera de las habilidades de la Inteligencia Artificial, aunque muchos este año hayan confiado su suerte a la predicción del ChatGPT. Los dos números que designó la IA se agotaron en el mes de julio, pero serán los bombos los que, al final, digan dónde irá a parar la fortuna.