Luis se clavó una navaja de forma accidental y tras una hemorragia interna que le dejó prácticamente muerto se quedó en coma.
Su padre se resistió a dejar a su hijo en la UCI y preparó una serie de terapias para lograr la recuperación de Luis, aunque los médicos daban por pérdido al niño con un pronóstico infausto.
Tres elementos ayudaron a mejorar la situación cerebral de Luis, uno de ellos fue el ejercicio vigoroso, es decir, que suponga un esfuerzo máximo. Después llegó el trabajo neurológico, cambiante y de larga duración. Y finalmente, la aplicación de medicamente o componentes que fomentan la actividad del cerebro.
Un padre con una fe y decisión tan grandes que han conseguido que Luis vuelva a vivir en sus plenas facultades. Han escrito un libro, 'El viaje de Luis', que revive toda esta experiencia vital.
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