Las sanciones impuestas por Europa y EE.UU. a más de una veintena de dirigentes rusos y ucranianos pueden tener un efecto contraproducente para los países sancionadores y, desde luego, para Moscú.
Las sanciones cogen a Rusia en un momento delicado y podrían agravar la debilidad del rublo y reducir las importaciones. El año pasado cayó la importación de coches un 5,5% y este año podría caer hasta un 15%, un síntoma que se observa sin necesidad de sanciones.
El bloqueo de cuentas de oligarcas rusos tendría un efecto en los bancos occidentales donde ingresan su dinero ya que no invierten en su país. En 2013 sacaron del país 60.000 millones de dólares y este año ya llevan 17.000 mil millones de dólares. En total tienen comprometidos 200.000 millones de dólares y las empresas rusas unos 410.000 millones.
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